martes, 17 de junio de 2008

Elenear


La taberna ruge en bullicio, un grupo de mercenarios beben y ríen embriagados de alcohol. Los veo a través de la ventana. No me gustan, pero tengo que entrar, necesito entrar. Abro la puerta notando como todas las miradas se centran en mí. Parece que no es común ver por esos lares a una joven elfa. Trato de no pensar en ello mientras oigo piropos refiriéndose a mi belleza y juventud. Pero no deseo su compañía, tan solo necesito descansar de mi largo viaje a pie, antes de continuar con mi peregrinaje. Alguno se atreve a acercarse a mí, pero interrumpo su amago mostrándole la espada que llevo en mi cintura…. Sin embargo esto no parece intimidarles. Parecen envalentonados por las copas consumidas y no cesan de acecharme. Están borrachos, podría con ellos, pero son demasiados y eso me asusta. Uno se decide e intenta agarrarme. Sin pensarlo más desenfundo mi espada blandiéndola ante él llegando a colocársela en el cuello. Otro de sus amigos acude en su ayuda sacando su acero que golpea al mío. Pillada por sorpresa, mi espada cae al suelo. Ahora estoy desarmada, pero no me amedrentaré. Ellos creen que estoy indefensa, grato error…. A patadas voy apartándoles uno a uno, pero eran muchos y el número juega a su favor. Uno de ellos logra atrapar mi pierna mientras intentaba atacar a otro compañero suyo. Ahora no tengo escapatoria, todos me rodean deleitándose con su nueva presa. Pero entonces ocurre algo inesperado que cambiaría mi suerte. Una imponente figura se les acerca recogiendo mi espada que yacía a unos metros de mí. Con ella en la mano se interpone entre los hombres y yo, haciendo que estos me suelten mientras el desconocido me devuelve mi espada, ante mis atónitos ojos. Pero pese a mi asombro y porque negarlo, felicidad por la interrupción, los furiosos hombres intentan atacar al desconocido. Entonces él se gira enfrentándose a ellos. Mis ojos no pueden observar la expresión de mi salvador, pero si la de mis acosadores que de pronto quedaron petrificados, sus caras quedaban sorprendidas y asustadas. Entonces puedo oír su voz, una voz serena, capaz de helar la sangre de todos aquellos que le escuchábamos. - Por favor señores, no hay porque ponerse así….tabernero, ponga unas copas a estos hombres de mi parte. Diciendo esto mete la mano en la oscura capa que le cubre el cuerpo y deja caer dos monedas de oro sobre la madera, que son rápidamente recogidas por el hombre tras la barra. Entonces el desconocido vuelve a hablar, pero esta vez se dirigía a mí.
- ¿Estáis bien? - su voz seguía sonando igual de serena, pero hizo que mi mente volviera a la realidad y lo mirara incrédula. - Si - acierto a responder El caballero de oscura figura vuelve a hacer un gesto al tabernero que más rápido de lo que habría creído capaz, ya estaba atendiendo al desconocido. Sin palabras, éste le indica que le sirva dos jarras de cerveza por lo que puedo adivinar que además de ser mi salvador, iba a invitar a saciar la sed de mi seca garganta. -¿Quién sois? - pregunto curiosa -¿Mi nombre?.. No poseo. Me denominan el Amo y Señor del Vacío, para serviros- responde mientras se inclina para hacerme una reverencia ante mis sorprendidos ojos - Alzaos, por favor y decidme el porqué de ese apodo - respondo correspondiendo a su reverencia. - Porque no hay mejor definición para lo que soy. ¿Y vos como os llamáis? - Mi nombre es Eleneär y debo daros las gracias por vuestra participación anterior…. - No tenéis porque darlas, creo que si hubiese sido una pelea justa dudo que me hubieseis necesitado. Ante estas palabras una tímida sonrisa aparece fugaz por mis labios mientras alzo la jarra dispuesta a brindar por mi salvador. El oscuro caballero me imita y ambos chocamos las jarras, bebiendo tras esto con avidez. Con ambas bebidas en la mano, no se me ocurre nada mejor que murmurar un -por vos- - Mejor por vos mi dama.- replica el extraño.- pues me parece más conveniente brindar por una hermosa mujer que hacerlo por un oscuro ser como yo… -¿Oscuro decís? Sólo vuestro aspecto lo parece, pero vuestra forma de actuar muestra lo contrario… - ja, ja, ja... es mi maldición la que habla querida, pues si no fuese así, arrasaría este mundo sin pestañear Tomada por sorpresa con esas palabras, siento la bebida siguiendo un camino distinto al de mi garganta, lo que me hace toser. - ¿Arrasar el mundo?... ¿Maldición? - consigo al fin balbucear. El desconocido de nuevo ríe ante mi reacción y mi expresión de perplejidad mezclado en una pequeña dosis con miedo. - Os puedo decir que soy más de lo que aparento. Soy el ser más oscuro que existe y fui castigado a poseer alma y sentimientos, por eso me veis en este estado de paz… - Suena a cuento fantasioso… ¿Cómo sé que vuestras palabras son ciertas? ¿Cómo es posible que un ser tan poderoso quede doblegado a sentir amor, dolor, o pena? Como respuesta, el ser sonríe, y alza su capa,…entonces algo ocurre… todo a nuestro alrededor desaparece y yo me siento caer en el vacío... el vacío… justo donde nos encontrábamos, cubiertos de oscuridad. Me giro asustada, pero estamos solos en aquel lugar. -¿Qué truco es este? - Bienvenida a mi reino, mi dama. Espero no asustaros. Como veis soy el Vacío personificado, la entidad de la Nada en un cuerpo de carne y hueso…lo que veis es mi interior, el vacío infinito e inmortal. Le miro, no puedo creerlo. Mi rostro se torna blanco, no puede ser real. Una serie de escalofríos recorre mi espalda mientras noto como mi corazón se encoge en un puño... me siento tan sola aquí... en este extraño lugar, asustada… mis piernas parecen de gelatina y mi instinto me pide gritar, buscar ayuda. Que esto acabe. El extraño se gira ante mi silencio. Viendo mi expresión de terror se acerca hasta mí abrazándome. - No os preocupéis, no dejaré que nada malo os ocurra en mis dominios. Dadme vuestra mano, os enseñare un pequeño secreto de este desolador lugar. Temblando, extiendo mi mano hasta él, y él la coge apretándola contra su guante. Una sensación de seguridad me embarga, pero cuando pienso que volveremos a la normalidad, todo parece moverse bajo nosotros, o eso creo... pues la oscuridad es tan grande alrededor que no podría asegurarlo. Si…ahí la veo, una luz aparece débilmente en el horizonte. Tan solo es del tamaño de una canica... Tan pequeñita… y a la vez tan hermosa... podría decir que hemos viajado durante años, así lo siente mi cuerpo aunque mi mente no crea lo mismo… - Eso que tenéis ante vos es un universo - responde a mi muda pregunta.- este vacío está plagado de ellos, pero tan distantes unos de otros que jamás se encontrarían. - Parece pequeño... - murmuro aún con cientos de preguntas en mi cabeza. - No os engañe su tamaño, pues lo estáis viendo desde mi reino. Mirad a través de él y veréis a que me refiero. Mientras habla, el extraño había soltado mi mano, que ahora descansaba en mi hombro. De pronto, el suelo desaparece bajo mis pies, y cuando vuelvo a abrir los ojos, estoy dentro de esa pequeña canica. Puedo ver multitud de galaxias, de soles y estrellas con sus respectivos planetas y mundos. Un segundo después una gran variedad de imágenes se mostraban ante mí. Diferentes formas de vida que se han formado en aquellos afortunados mundos. Cuando estaba más centrada en esas visiones, el ser vuelve a poner la mano sobre mi hombro, y entonces vuelvo a estar de vuelta en el oscuro reino de mi acompañante. - Espero no haberos asustado, dejad que os lleve de vuelta a vuestro mundo. Dicho y hecho. Para el siguiente parpadeo ya estaba de vuelta en la taberna. La bebida a medio terminar. La misma gente que estaba antes. Miro alrededor asustada, pues aparecido y reaparecido… ¿cómo reaccionarían…? Pero para mi sorpresa, nadie parece haberse dado cuenta de que el encapuchado y yo habíamos desaparecido. - Tranquila, para ellos hemos desaparecido una milésima de segundo…casi inapreciable. Espero no haberos asustado. - No, no lo habéis hecho, sólo que me siento extraña hablando así con vos… - Si os molesta mi presencia os dejare sola - No, no por favor, no me malinterpretéis…me refiero a que bueno vos sois un rey… un dios… el amo del vacío… no sé cómo debo referirme a vos - Con un simple vos basta - sonríe. - No quiero llamar la atención Asiento sonriéndolo mirándolo de nuevo con curiosidad. El ser inclina la cabeza como si pensase en algo. Luego me mira. - Os haré un regalo… - el oscuro caballero muestra el puño. Al abrirlo, en la palma de su mano, está el universo que vi… embutido en un cristal pequeño redondo, a modo de canica.- es para vos… - Pero yo…- cojo la canica con cuidado examinándola en detalle - no podría aceptarlo… - Aceptadlo, por favor. Y no os preocupéis - dice sonriendo al ver mi cuidadosa forma de cogerla. - no es tan frágil como aparenta, no se romperá nunca... Sólo cuidaos de no perderlo… Y ahora si me permitís… Le miro instándole a continuar la frase - ¿si os permito qué? El ser acerca su mano enguantada a mis dorados cabellos que descansaban dóciles sobre mis hombros. Con suavidad toma uno de ellos, dando un pequeño tirón. Ante mis quejas sólo sonríe, mientras en su mano poco a poco el cabello se convierte en un colgante de oro. A continuación toma de mis manos el universo, sin casi percatarme, aun sorprendida ante la proeza, y lo coloca en el colgante. Luego retira el resto de mis cabellos, ladeándolos. Mi corazón empieza a latir más rápido cuando sus manos rodean mi cuello para colocarme el improvisado collar, y tras cerrarlo, se separa colocándose ante de mí. - Así no lo perderéis - Gracias, no sé cómo pagaros el regalo - Sólo con vuestra presencia me lo hacéis, pues no son tantas las ocasiones en las que un ser como yo es aceptado en una conversación. - ¡Oh lo siento! Yo… - agacho la mirada como si hubiese sido yo misma la que lo había rechazado, sintiéndome avergonzada y sonrojada - No tenéis porque sentirlo- dice mientras sus manos levantan mi barbilla - no fuisteis vos.- dice como adivinando mi pensamiento - ahora, os haré otro regalo que podáis disfrutar más…mirad dentro de ese universo y buscad algo que os guste y yo lo reproduciré para vos aquí… - Y ¿cómo lo hago? - Pregunto confusa - Sólo mirad dentro de la bola…y sentid que estáis dentro Le miro algo escéptica a cumplir sus peticiones. Sin embargo siento que no puedo defraudarle, no después de todo lo que ha hecho por mí… no. No quiero que se ponga triste por mis niñerías… así que pensando en eso, tomo aire y luego centro mi mirada en la bola. Tras unos segundos sin ver nada, aparecen de nuevo las visiones de las galaxias y sus soles, entonces centro la mirada en los mundos, y de repente…pof… allí estaba... había llegado a sus mundos habitados tan solo con pensarlo… anonadada escucho la voz de mi caballero. - Podéis escucharlos si queréis. Me giro observando con sorpresa que estaba a escasos centímetros de él. Pensando en cómo había llegado hasta ahí, murmuro un suave… ¿cómo? - Concentraos en escuchar - fue toda su respuesta Cierro los ojos intentando concentrarme... a lo lejos las oigo... sí… están ahí -…pero son tan suaves…. Fuerzo mi mente a centrarse en las voces y de pronto estallaban en mi mente miles de sonidos, una explosión de ruidos… en un grito mudo caigo al suelo de rodillas, llevándome las manos a la cabeza desesperada porque paren, siento que me va a estallar... grito… y entonces ahí está, de nuevo mi salvador... tapándome los oídos… haciendo callar todas las voces… - Gracias, no hubiese podido soportarlo por más tiempo… creí volverme loca… - No os preocupéis, es normal...siento no habéroslo advertido… lo que debéis hacer es concentraros en una sola persona… y entonces escuchareis lo que ella escucha... y si lo conseguís, también podréis sentir lo que ella siente.- dice arrodillándose a mi lado. - Está bien... lo intentaré… Suspiro y le pido que destape mis oídos. Una nueva oleada de gritos llega a mi mente. Pero esta vez estoy decidida a encontrar a esa persona. Me centro en una voz… una voz dulce de mujer… me aferro a ella y poco a poco las voces se convierten en apenas un susurro… lo he logrado… sonrío para mí... Puedo sentir su alegría, su dolor, tristeza, éxtasis… puedo ver lo que hace, lo que escucha o sentir como camina... viviéndolo como si yo misma realizara las acciones… pero solo soy una mera observadora Decido probarme, cambio de persona…. Elijo otra voz al azar. Resulta ser un joven varón. Este acaricia a un Pegaso hermoso... nunca había visto uno. Su visión me llena de paz… en la otra mano lleva un muñeco al que abraza con cariño… aun viendo la estampa, voy volviendo poco a poco a la realidad, reapareciendo en la taberna. - ¿Habéis elegido? - No sabría elegir... esto es más de lo que hubiese podido soñar... es perfecto… un regalo sensacional… y que no sabría como pagároslo… - No tenéis que hacerlo… vuestra compañía y conversación es un pago merecido. - Pedís poco entonces – le digo sonriendo - Para mí esto es el mejor pago… ahora elegid… Cojo mis manos con timidez quedando en mi regazo - Bueno… en verdad…. Hay algo que me ha gustado… el Pegaso… Vi a un niño con él… nunca había visto uno… sólo un unicornio… y era tan bonito… emanaba tanta paz… - Que así sea… ¿alguna cosa más? Lo miro asombrada - ¿Más? - Pienso… - Vi también un muñeco… parecía de trapo, pero era muy suave… - Ja, ja, ja, bien, salid fuera y tomad vuestro regalo… Le miro. Puedo aceptar que ese hombre tiene algo... extraño y poderoso… pero es imposible que ya haya… Acallo mis pensamientos cuando al salir de la taberna, tal y como el extraño me había dicho, ahí estaban. Un Pegaso precioso con las alas plegadas sobre su espalda. El animal al verme se acerca como si reconociera a la que iba a ser su dueña. No puedo dejar de admirarlo. Debe ser lo más perfecto que he visto nunca, lo más bello. Sobre su grupa, descansaba el pequeño muñeco. - No puedo creerlo…es… - ¿Imposible? - me ayuda a terminar la frase el oscuro ser. - ya veis que no… y son vuestros. - me indica señalándolos. - Gracias. - alcanzo a decir - cómo puedo pagaros, como encontrar algo que daros a cambio por tan maravillosos regalos. - Ya os he dicho que no deseo que me deis nada a cambio… yo puedo conseguir lo que desee, y veros sonreír es un pago justo. - Gracias muchas gracias. - sus últimas palabras me han hecho sonrojar, por lo que vuelvo mi mirada de nuevo hacia el Pegaso.- jamás pensé en ver uno… y menos en poseerlo… son los seres más bellos… Amo del Vacío se acerca al animal, y toca su frente, haciendo crecer ante mis asombrados ojos, un cuerno - Ahora es el único en su especie… un unicornio alado o cornipegaso... Sonrío casi sin contener lágrimas de felicidad, retiraba lo anterior, ahora era lo más hermoso… El animal hace brillar su cuerno orgulloso de él, y toca mi frente. Una descarga de energía me recorre entera haciéndome estremecer. - ¿Qué?... ¿Qué es eso que he sentido? - tartamudeo abrazada a la cabeza del animal como temiendo que desapareciera. - Ahora eres su compañera, para siempre… peleara por ti, te ayudará… - el ser sonríe dibujando una mueca en su rostro como si la idea de tener a alguien atado a ti fuera lo peor del mundo - ahora salid y disfrutad de vuestros regalos… debo dejaros, otros asuntos me requieren. Si deseáis algo más de mí no dudéis en llamarme, os escucharé... Dicho esto, y sin darme tiempo a despedirme, unas sombras empiezan a concentrarse, y el extraño ser se esfuma de mi lado. Desde este momento no hubo día en el que no saliese a pasear montada en la grupa de Lúa (pues así llame a mi Pegaso, que resulto ser hembra) y de mi osito, Salec. Poco a poco fui cogiendo más práctica en esto, hasta que fui capaz de montar a lomos de Lúa sin necesidad de usar las manos y ser capaz de seguir a la perfección sus movimientos. Nos entendíamos, y eso me encantaba. Un día, como cualquier otro, monto a Lúa, y salgo a dar una vuelta acompañada de mis nuevos amigos, ajena a que ese día no era uno corriente, pues una sombra me acechaba desde el cielo. Al verme, desciende hasta la tierra, plantándose ante mí. - Saludos Lady Eleneär - dice la figura mientras se inclina dedicándome una reverencia ante mi angustiado rostro. - Mi señor ¡no! ¡Levantaos! No debéis inclinaros ante mí, sino yo ante vos. - como tratando de arreglar la situación, le dirijo una reverencia más ostentosa. - Gracias mi dama, pero debo hacerlo ante tal belleza Lo reconozco, me ha desarmado con sus palabras, evitando cualquier replica por mi parte. No puedo evitar sonrojarme y sólo un simple “Gracias” sale de mis labios. Esto parece divertir al ser, pues una sonrisa se dibuja en su rostro - ¿Qué os ha traído a mi presencia? - Sinceramente, debo pediros un favor.- digo azorada - Decidme… soy todo oídos - Veréis, en primer lugar debo presentarme, pues fue una descortesía por mi parte no haberlo hecho, pero en vista de quien sois, todos estamos por debajo de vos... - el ser hace un amago de interrumpirme, pero acallo sus palabras poniendo la mano en su boca. Cuando oigo su suspiro de resignación, retiro la mano volviendo con mi historia.- soy la princesa Eleneär, del Reino de Ulthuan o mejor debería decir del ex reino.- bajo la cabeza apenada luchando por contener las lagrimas. Más calmada levanto la cabeza y le miro.- hace más de 10 años hubo una gran guerra y el reino fue invadido, hace tres años que me hice a la idea de que ya no regresaría allí. Mi padre calló en esa batalla, junto a mi madre… yo fui rescatada por una sirviente que me cuido hasta que hace año y medio murió. Desde entonces me he dedicado a instruirme en la espada y otras artes de defensa, pero aún no he conseguido que nadie me ayude… vos sois fuerte…. Y por eso quisiera pediros vuestra ayuda…quisiera…quisiera…que fuerais mi maestro - Encantado princesa, pero para ello creo que deberéis poseer otros objetos que estoy dispuesto a ofreceros… - No… esta vez no aceptare nada. - digo firme - ya haréis mucho si conseguís… - el ser pone la mano en mis labios callándome como yo lo hice hace un rato. - No quiero quejas… os entrenaré… y será con esto puesto. - dice mientras a sus pies aparecía una armadura de extraño diseño.- es vuestra, consideradla como un regalo más por concederme el honor de ser vuestro mentor. - Pero yo…no sé cómo puedo aceptar tantos regalos y tan magníficos… - He dicho que no tenéis que hacerlo, es mi voluntad hacerlo y vos sólo tenéis que aceptarlos…como ya os dije una vez, ver la sonrisa en vuestros labios es mi pago.. - Gracias… - A vos… Me agacho para tomar la armadura y él me muestra una gruta donde cambiarme. Dedicándole una sonrisa, me alejo hacia allí entrando en la cueva. Me desnudo dejando la ropa doblada en un montoncito y procedo a ponerme la armadura. Al verla sobre mi cuerpo no puedo evitar sonrojarme de nuevo, pues es muy escasa. Apenas tapa mis partes intimas y poco más. Sonrojada, salgo fuera de la gruta. Él se percata y me mira lo que hace que me sonroje aún más. La armadura parecía más estar creada para ser lucida que para proteger. Constaba de un sujetador en forma de alas caídas, dejando al aire mi vientre. Protegiendo mis hombros llevaba unas hombreras anchas de oro de las que cae una capa de blanco color. Un casco de oro coronado por dos alas blancas del que sale un antifaz que protege mi violácea mirada y por debajo deja caer mi larga cabellera rubia. Los guantes al igual que las coderas llevaban incrustaciones de oro, así como las rodilleras y las botas, de igual textura metálica. En mi cintura luzco un cinturón de oro del que cae una faldita muy corta de color blanco dejando ver mis largas piernas. Todas las incrustaciones de oro puedo apreciar que llevan dibujos y símbolos extraños que no acabo de comprender. Pese a la escasez de prendas, pesaba extraordinariamente mucho, haciéndome casi tambalear al andar. - Mi señor, es preciosa, pero no parece proteger mucho. El oscuro caballero sonríe, no sé si por mi comentario, por mis tambaleos o por la escasez de prendas… - Es una armadura mágica mi dama, aunque parece que estáis desprotegida no es así… Su poder se basa en hacer pensar al contrincante que no estáis protegida. Observad… Amo del Vacío toma un palo caído y me golpea con fuerza en el estómago supuestamente desprotegido, haciéndome gritar de miedo… Sin embargo el golpe nunca se produjo. Al abrir los ojos la rama yacía hecha astillas a mis pies. - ¿Veis? - Es…es cierto. - digo aún incrédula - Ahora pensad que no es pesada y la armadura no lo será - ¿Cómo? - Poneos a hacer flexiones - ¿Qué?... - sonrío pensando en que debe ser una broma, pues con lo que pesa no sería capaz de levantarme ni una vez del suelo. - Vamos hacedlas Su tono imperativo hace que me estremezca y me tumbe en el suelo. Intento levantarme, con trabajo consigo una, cayendo después desplomada en el suelo jadeando de cansancio. - No... puedo... seguir… es… demasiado… pesada - Si vos lo pensáis, lo será... volved a poneos a realizar flexiones, la armadura posee también el poder de sanaros por pequeñas o grandes que sean las heridas… vamos el cansancio no lo notareis si no queréis... - Pero..... - Vamos. - de nuevo su voz imperativa hace que acalle mis quejas y me ponga a hacer flexiones. - pensad que no pesa, que es ligera, que no lleváis nada encima, y que sois capaz de hacerlo. Trato de concentrarme en sus palabras, las oigo lejanas, pero me aferro a ellas como si mi vida dependiera de ellas. Y empiezo a hacer flexiones, una tras otra. Mi mente me susurra que no pesa, que no estoy cansada, y mi cuerpo lo corrobora, pues no noto daño ni cansancio alguno. Vuelvo a centrar mi atención en las palabras de mi maestro, mientras mi cuerpo movido por un resorte invisible sigue haciendo flexiones. De pronto oigo su voz de nuevo, esta vez sus palabras han cambiado, dicen algo distinto que no puedo oír dentro del pequeño trance que estaba. Trance del que me hace salir apoyando su mano en mi espalda. - Parad, ya no es necesario que hagáis más Me fijo en que el sol había avanzado en su camino por el cielo. Incrédula le miro. - Pero… ¿Cuánto tiempo he estado así? - Horas... - ¿¡Horas?! - Sí, ya sabéis que la armadura es más de lo que principio creíais - Es cierto… no la siento casi, es como una segunda piel… y tampoco estoy cansada - Además su capa os protegerá del frío y del calor… podéis estar a temperaturas heladas que no sentiréis su mortal abrazo. - Gracias - A vos… pero toda armadura necesita su espada… Y metiendo su mano bajo su oscura capa saca una espada con su funda de oro - Es la espada que la acompaña… Con cuidado, no sé decir si para evitar cortarme, o romperla, la tomó entre mis manos notando su peso. Curiosa la sacó de su vaina, viendo lo extraordinario de la espada, pues su filo no es metálico como las demás, si no cristalino. - Maestro, ¿Qué es?... aunque parece cristal es muy, muy pesada… - Su nombre es Dama de Cristal, un arma que espero sepáis controlar, entonces os tomara como su dueña legítima, al igual que la armadura, también es mágica. Si de verdad la merecéis, debéis demostrarle vuestro temple… - ¿Cómo? - Quitaos la armadura y poneos de rodillas Aunque extrañada por la nueva orden, vuelvo a la gruta poniéndome mi antigua ropa y regreso hasta mi maestro, arrodillándome ante él - Ahora extended los brazos - confusa vuelvo a obedecerle extendiendo los brazos donde segundos más tarde me coloca la espada - ahora debéis permanecer así hasta que no sintáis peso alguno. - Pero… - Vamos… resistid… Los primeros minutos pasan bien... pero luego… puedo notar como la pesada arma agarrota mis músculos creándome punzadas de dolor que aguanto apretando los dientes. Debo aguantar aunque mi cuerpo diga lo contrario. Mi maestro puede ver mi expresión de dolor y agotamiento, infundiéndome ánimo a través de sus palabras - Aguantad. Demostradle que sois digna de ella. Cierro los ojos, aguantando a duras penas. Me aferro a sus palabras, sacando fuerzas de donde ya no me quedaban. De pronto algo cambia, el dolor remite y la espada… la espada ya no parece tan pesada… de hecho, es como si no tuviera nada entre mis brazos. Abro los ojos esperando ver a mi maestro con ella en sus manos, que se ha apiadado de mi dolor acabando con la tortura. Para mi asombro, la espada sigue en mis manos, pero su peso ha desaparecido. - Lo habéis logrado, dejadlo ya y poneos la armadura de nuevo para que recuperéis las fuerzas perdidas. - Gracias - sin más preámbulos me dirijo a la gruta poniéndome la espada en la cintura. Y ya recuperada, vuelvo junto al caballero. - ahora ya estáis equipada para comenzar el entrenamiento - Gracias...aunque sé que no podría pagaros esto, me gustaría agradecéroslos. Llevaba días pensando en la forma de agradecérselo, y decidí que aquello era lo más parecido a la sonrisa con la que él insistía que era su pago… Si verme sonreír le valía... un beso seria contentarle un poco más… Así que lo hago. Me acerco a él y poniéndome de puntillas le beso, sintiendo que al juntar los labios el frío me recorre entera y sienta un escalofrío por mi columna vertebral. Lentamente me separo de él mirándole a los ojos algo sonrojada, esperando quizás el rechazo en sus ojos. Pero su reacción fue muy distinta... - Gracias por esa muestra de afecto, y lamento que mi presencia oscura os haya recibido fríamente…pero no puedo evitar lo que soy. - se excusa. - No importa. - replico sonriendo. - quise hacerlo…y no ha estado tan mal… - Gracias de nuevo. - El ser ríe unos segundos, cambiando su expresión repentinamente después. - Ahora tomad la espada y atacad. Obedezco desenfundando a Dama de Cristal y avanzo corriendo hacia mi maestro intentando golpearle, quien esquiva uno tras otro de mis inútiles ataques. - No lo hacéis nada mal, no me extraña que os halláis defendido tan bien hasta ahora, pero no es suficiente, debéis sentir que golpeáis, y entonces golpeareis… si sólo lo intentáis… no tendréis esa suerte. Lo trato, trato con todas mis fuerzas de atacar cada flanco de él, pero es inútil, el caballero esquiva todos y cada uno de mis golpes. - No puedo, vos sois muy bueno. - replico cesando con mis ataques - No, no es eso, es que no tenéis confianza en vos misma. Debéis pensar que golpeáis, no lo intentéis, hacedlo… y sentiréis que sois la que manda… De nuevo intento golpearle. Esta vez lo hago de frente, pero sin acertar. Le veo hacerme un gesto para que medite sobre sus palabras y las entienda. Entonces le finto, y golpeo… y esta vez noto que he golpeado algo duro… El oscuro caballero ha desenvainado su espada negra parando mi certero golpe. - Eso es, ahora habéis encontrado mis palabras… vamos seguid - ¿Y esa espada? - pregunto mirándola con desconfianza - Es la Espada del Vacío, el arma más poderosa y destructiva que cree hace mucho, mucho tiempo… pero no os preocupéis - dice examinando mi rostro. - en las manos de su amo, esta sólo hará su voluntad… Como para sacarme de mi trance, golpea a la Dama de Cristal ordenándome sin palabras que volvamos al entrenamiento. Sonriendo y más confiada en mi misma, comienzo a golpear con más soltura a cada instante, dando sólo tiempo a mi maestro para cubrirse. Entonces las cosas cambian, y ahora es él quien ataca, obligándome a retroceder, cubriéndome usando la misma técnica que había utilizado en el ataque… Paro sus ataques… no lo intento, los paro. Sorprendida por mi avance, me sonrío a mi misma satisfecha sin perder un segundo mi concentración. - Muy bien, habéis conseguido haceros con el duelo. - me felicita mi mentor.- vamos, parad y atacad a la vez. Estudiad los movimientos de vuestro contrario, su punto débil y conseguiréis vencerlo. Me preparo de nuevo para comenzar mis ataques, observando sus movimientos, sus posturas, ataques y paradas… y entonces lo veo… su flanco derecho queda descubierto, y sin pensarlo más ataco hacia allí… Con asombro noto que la espada se incrusta en su carne, sin ningún impedimento. Suelto la espada mirándome las manos petrificada, aterrada ante lo que acabo de hacer… no puedo creerlo… Me pongo a su lado esperando su desfallecimiento, pero no llega… - Lo siento… lo siento mucho… yo pensé que lo pararíais como siempre… no os muráis… por favor… El caballero lejos de enfadarse o caer muerto, ríe mirándome - Muy bien, lo habéis entendido a la perfección… hice que mis ataques tuvieran un punto débil y lo habéis encontrado… sois realmente asombrosa, a otras personas les hubiese costado aprender como vos lo habéis hecho… Le miro sorprendida... ¿Cómo puede seguir vivo después de esto?... Ante mis atónitos ojos se desincrusta la espada, sacando la hoja de mi espada manchada de un oscuro liquido que presupongo, sea su sangre. Sin embargo para mi asombro, era un error, pues al terminar de extraer a la Dama de su cuerpo, el líquido vuelve a su cuerpo sanando la herida sin problemas como por arte de magia. - No os sorprendáis, después de haberos enseñado quien soy en realidad, pensé que no os sorprenderíais, mi cuerpo no puede ser dañado por nada ni nadie ja, ja, ja, ja, sólo podrían devolver mi esencia a mi reino, pero ésta volvería… - Lo siento, es que no logro acostumbrarme… - sonrío extraña, aún sin asimilar a quien, pese a todas sus demostraciones, tengo delante. - Bueno princesa, ya no tengo más que ofreceros… ¿o queréis saber algo más? - Maestro, es un gran honor para mí ser vuestra alumna, me habéis dado mucho más de lo que pensé. Sois un mago excepcional - Ja, ja, ja no es magia mi dama, es mi poder… no poseo magia, al menos no tal y como vos la conocéis os la enseñaría, pero… - Si sois vos quien me la enseñáis seguro que me gusta aprenderla - replico cortando sus excusas. - Ja, ja, ja me halagáis con vuestras palabras, pero antes de enseñárosla, os diré que ventajas e inconvenientes posee - dice mirándome serio - esa magia de la que os hablo, no es más que mi poder. Puedo ponéroslo a vuestro alcance pero cada vez que lo uséis veréis que todo es más fácil, pues se basa en moldear la materia. La muerte será para vos sólo un estado de transito, pues el poder os devolverá a la vida una y otra vez, pero cada vez que esto ocurra la oscuridad pasara cada vez en mayor medida a vuestro interior y os volveréis más despiadada. El poder resurgirá en vos cada vez más poderoso y os olvidareis de usar cualquier otra cosa para conseguir vuestros fines… hasta que al final os volveréis esclava de ella y seréis uno de mis más leales monjes del vacío, cuyo poder es tan grande que deben permanecer en mi templo aislados del mundo. Mundo que ya no les es interesante, pues carecen de sentimientos o necesidades humanas. Yo soy su creador, el ser más poderoso de entre ellos, pero como os dije mis hermanas entidades me castigaron a conocer esos sentimientos para que aprendiese a respetar la vida. Y ahora que conocéis eso, ¿deseáis que os dé ese poder? Durante todo su relato había escuchado atenta los pros y los contras de la situación… ser inmortal en todos los sentidos me atrae... pero soy una elfa, y mi longevidad era eterna, a no ser que alguien me sesgara la vida… Aun así… ¿valía la pena perder mi humanidad por vivir eternamente? Al pensarlo me recorrió un escalofrío, y al final decidí cual sería mi respuesta - No mi señor, no podría resistir tal poder - Hacéis bien, ya creo que habéis recibido más de lo que creéis y creo que la antigua portadora de los objetos que ahora poseéis se sentiría orgullosa. - ¿La antigua portadora? ¿Acaso alguien llevo esto antes que yo? ¿Quién era? - Demasiadas preguntas querida…- sonríe - sí, hubo alguien que llevó esto antes que vos… es… bueno mejor… fue una amiga que hace mucho tiempo que dejo de necesitar lo que ahora portáis. - ¿Por qué?... ¿murió? - Ja, ja, ja, ja… si, se puede decir que la persona que las portaba murió - ¿Por qué os reís? - pregunto algo molesta - ¿acaso no le tenéis respeto? - Mi dama, ella se convirtió en algo más poderoso de lo que antes era - siento un escalofrío al relacionar sus palabras con la historia sobre los monjes contada antes, que me hace estremecer - me dejo sus cosas con la esperanza de que encontrase una buena candidata para el puesto que ahora desempeñareis, pero hasta que seáis llamada podréis hacer lo que os plazca. - ¿De qué puesto habláis? - le miro asustada - ¡¿¿en qué me habéis convertido??! - No mi dama, no he sido yo, es vuestro destino, pues si no hubiese sido así, vuestra montura os hubiese rechazado, y la armadura y la espada que os ofrecí jamás hubiesen sido manejadas por vos. Lo único que he hecho ha sido ser el portador hasta que vos me encontrasteis. - Pero no habéis respondido a mi pregunta... ¿Qué soy ahora? - Sois una mujer que será temida por aquellos que sepan reconoceros, pues sois una guerrera de la muerte, aquella que acompañara a quien se lo merezca al Valhala… querida, sois una valkiria... - ¡¿Una valkiria?! - pregunto sorprendida - La muerte será vuestra aliada, ella paseara a vuestro paso. Ya no la temeréis más pues ella os sonreirá y si alguien logra venceros en batalla, resurgiréis más fuerte, la muerte no os tendrá en su reino nada más el tiempo suficiente para fortaleceros. Ya no debéis temerla, pues será vuestra amiga fiel. Un día vuestras hermanas os llamaran y acudiréis para servir al servicio de las inmortales valkirias - ¿Pero qué haré hasta ese día? - Simplemente disfrutar, ya no sois una elfa más… no sois una princesa sin reino, ahora sois una valkiria, una guerrera de la muerte. Estad orgullosa, pues son pocas las destinadas a tal honor. Espero que os guste - Yo… - le miro tartamudeante… no puedo creerlo, yo, ¿una valkiria? - Estad tranquila, si no os gusta, usare mi influencia para hacer que todo vuelva atrás. Hasta entonces, disfrutad Veo desaparecer ante mi violácea mirada a mi maestro, mi amigo… espero… al ser que me convirtió en lo que soy ahora, sin darme tiempo a despedirme de él, sin tiempo de agradecérselo, aunque en el fondo sé, que ya lo sabía. De pronto me siento sola, muy sola y triste… - Hasta pronto maestro espero veros pronto… mientras... probaré si este es o no mi destino…. Llamo entre silbidos a Lúa, que viene rauda a mi lado agachando la cabeza para que la acariciase, como si supiese lo que había pasado. Como si supiese cómo me sentía y estuviese diciéndome que ella nunca se iría, que seguiría conmigo hasta el fin de los días… Entonces a su grupa y abrazada a mi peluche, me alejo del lugar.